miércoles, 16 de junio de 2010

Cambio climático.


''Las parejas en que el sexo es un recuerdo, la evidencia de un rimmel que se diluye, aquel tren que recoge almas sin rumbo, los amantes que se ven en el banquillo. ¿Acaso te invitaron a ser libre? Teléfonos, mensajes, nunca más. Confundir el compromiso con las rejas. Las caricias convertidas en desidia, un televisor que te mira pensativo, él buscándose entre mantas y tantas. El precio de las cosas más hermosas, agujeros que están por analizar, revistas, platos sucios, dando vueltas. La mitad en que nunca me entendiste. La erosión de algunos años. Esa generación que se niega a crecer. Olvidaste tus deseos entre los sueños que no contó aquel camarero. ¿Te atreviste a ser feliz? Ventanas, ojeras y parches. Espérame por favor. La inercia de seguir sin saber muy bien por qué. Caminar con los ojos en otros calendarios. Los consejos que das, que nunca cumples. Cambio climático en la habitación. ¿No crees que habrá algo que aprender?''

Viajes fugaces.


''Estoy cansado de bares, de besos sin nombre, de no ver al amor entre tantos amores. Cansado de amantes de temporada y caricias aceleradas. Hablo de esas noches que dejan el cadáver de la pasión al amanecer y el arrepentimiento del día siguiente, cuando la vida no huele a Chanel, sino a despojos y desencanto. Es así. Tú ya no serás tan bonita como anoche y quizá ni esperes que me despida con un 'te llamaré'. La belleza pasará de largo y no dejará huella el paso de su cuello por mi almohada. Ni una huella visible quedará de esas noches en que duermes acompañado pero solo, con alguien pero solo. Eso sábados dejarán como única herencia heridas invisibles. Y suele pasar que al día siguiente cuando ella ya no está te ves queriendo huir pero sin saber de qué y entonces lo entiendes: ningún viaje fugaz entre unas piernas puede darte eso que buscas. Sí. Es entonces cuando realmente lo entiendes: el amor consiste en una cara donde quedarse a vivir.''

Amores de noche.


''Aún así, pensaste que, pese a lo banal del momento, el lugar y las circunstancias, podría tratarse de alguien especial, ya que el alcohol es el embellecedor sexual por excelencia, actúa a modo de lubricante social y nos dota de un espeso velo que nos permite ignorar aquello que no queremos ver. Creíste tener afinidades con él, pero en realidad bastaba con coincidir en dos o tres cosas para construir la historia de amor que creías merecer. Bastaban un par de canciones, acaso un libro, un país al que se desea viajar, una película. Eso es más que suficiente. Es cuestión de echarle ganas, imaginación, es cuestión de alimentar y engordar sus virtudes con el pienso adecuado, como quién ceba a las reses para devorarlas después. Es cuestión, sobre todo, de encontrarte desesperada y sola. Es cuestión de haber pasado una noche tras otra despertando con espantapájaros sin cerebro, leones sin valentía y hombres de hojalata sin corazón.
-¿Y vosotros?
-Nos conocimos en un bar. - Comentas alegremente a tus amistades en la cena cuando os preguntan, acariciándole la mano por debajo de la mesa.
Tú y él: Compartisteis varias resacas, y eso fue lo que definitivamente os hizo creer que erais indispensables el uno para el otro. Las resacas unen todavía más que las celebraciones. Se crean extraños vínculos afectivos que tienen su base en la vulnerabilidad y el desamparo. Le podrías haber conocido en cualquier otro sitio y bajo cualquier otra circunstancia, que contenieran las connotaciones adecuadas, y alrededor de las cuales se hubiera vertebrado una relación con verdadero sentido para tí, que es lo que en el fondo buscabas. Pero a veces el destino no te deja más opción, y víctima del vértigo del tiempo, deseosa de ser abarcada y abrazada con fuerza, temerosa de dispersarte y diluirte, construiste ladrillo a ladrillo una historia ficticia, la cual empeñas en despojar de todo resto de vulgaridad y carencias. Ignoras las goteras, las grietas en las paredes y el frío que se filtra por las rendijas de puertas y ventanas. Vives engañada y feliz, semanas, meses, incluso años, hasta que un día se revela ante tí el espejismo, y al acercarte sedienta a beber del oasis, te encuentras con la boca llena de arena. El amor de tu vida es un completo desconocido. No sé de qué te extrañas, tonta. Al fin y al cabo, lo conociste en un bar.''

Básicamente...


- ¿Qué queréis las mujeres? ¿eh? ¿qué queréis? ¡Queréis putos supermanes! Queréis tíos fuertes pero que tengan tipín, que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos. Os gustan poetas, pero un poco brutos. Queréis que sean constantes pero que sepan sorprenderos, queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio, que estén locos por vosotras pero que pasen de vuestro culo. Queréis que sean guapos pero que la belleza no importe, que tengan un buen rabo pero que el tamaño dé igual. ¡Joder! ¡Queréis súper héroes del equilibrismo! Queréis que tengan la capacidad de abriros el cielo en un momento pero sólo para vosotras. Queréis que no tengan secretos pero también que sean como desconocidos para que luego podáis sentir las putas hormiguitas en el estómago. ¡Lo queréis todo coño! Todo...
- Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida, porque es muy corta. Quiero que sepa mentirme. Quiero que no me importen sus mentiras porque se deja su alma cuando está conmigo. Quiero que sea generoso porque puede, no por obligación. Quiero que tenga sangre en las venas. Quiero que me grite lo puta que soy cuando le abandono. Quiero un poco de épica. Quiero que le dé igual lo que yo haga cuando no esté con él, porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor. Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarre la nuca.
- Lo que yo decía, un superhéroe...

No puedo sentir lo que mi corazón se niega a sentir.


''A veces basta un instante para olvidar una vida, pero a veces no basta una vida para olvidar un instante''.

¿?


''Si siempre nos guiamos por las opiniones ajenas, ¿para qué tenemos las propias?''

A lo mejor.


''Necesito creer que algo tan extraordinario es posible.''

Entre tus ojos y tu sonrisa.


''Sentada y mirando al frente, intentando no hacer demasiado ruido para que nadie se diese cuenta de que estaba ahí, intentando pasar desapercibida, consumiéndose en la última calada de su cigarro, intentando no mostrar sus manos desgastadas y roídas por los nervios, intentando parecer perfecta ante todas, ante todos, y ante él, ese que siempre la mira con esos ojos que la dejan helada, el que siempre la desafía y el que siempre la invita a desaparecer, el que siempre la hace sentirse libre, diferente, el que la tiene sin querer y el que la puede tener, el que siempre hace que se mojen sus ojos y el que la hace reír a carcajadas, el que siempre tiene palabras raras y el que no siempre dice cosas coherentes, el que puede conseguir que pase las noches en vela y el que hace que duerma soñando con él. El que no la quiere...''

martes, 1 de junio de 2010

Precioso.

Noche de ventanas entreabiertas para recibir un atisbo de primavera. Noche de colchas que protegen y recuerdos que dejan dudas y un sabor un poco amargo en la boca. Niki da vueltas y más vueltas. A veces, el pasado hace que las almohadas resulten incómodas. Pero ¿qué es el amor? ¿Existe alguna regla, una manera, una receta? ¿O es todo casual y sólo te queda esperar a ver si tienes suerte? Preguntas difíciles mientras el reloj con forma de tabla de surf colgado en la pared señala la medianoche. Fabio. Raro aquel día. No, hermoso. Todavía me acuerdo. Septiembre. Brisa agradable y cielo azul oscuro de una noche apenas comenzada. Él y los otros tocando en un concierto improvisado en una nave abandonada, escenario inventado, mientras en una pared de cartón piedra algunos grafiteros entablan una competición de dibujos y spray. Nosotras habíamos ido allí por casualidad, gracias al boca a boca habitual de la calle. Me gusta su estilo. Palabras de fuego para canciones funky que arañan el corazón. Y Olly venga a decir que Fabio está bueno que te mueres. Y cada vez que lo dice, yo siento una extraña punzada de fastidio. Porque es guapo. Me doy cuenta. Y de vez en cuando nos miramos, y él me señala mientras canta. Emoción de dos que juegan a distancia, encima y debajo de un escenario improvisado, entre scratch y gente que hace popping y baila al ritmo rápido y explosivo que propone la música. Y después, sorpresa, vuelvo a encontrármelo en el instituto, en otro grupo, y descubro que tenemos la misma edad, que me mira y me sonríe. Sí, es realmente guapo. Comenzar a salir juntos después de las clases para ir a dar una vuelta en el ciclomotor, a tomar un helado o una cerveza en los centros cívicos, asistir a los ensayos de algún grupo en un sótano. Hasta que todo nos lleva a besarnos entre los sonidos y colores de un sábado por la noche solos aquí en casa; con mis padres en una de sus habituales cenas y mi hermano durmiendo en casa de Vanni. Una casa demasiado grande para un amor quizá demasiado pequeño. Él con una flor. Una sola, dice, porque al menos es especial, única, no perdida en un ramo, confundida con otras. Un beso. Uno sólo no. Otro. Y otro más. Manos que se entrelazan, ojos que se buscan y encuentran espacios y panoramas nuevos. Esa vez. Momento único. Que desearías que no acabase. Que fuese el inicio de todo. Descubrirse vulnerables y frágiles, curiosos y dulces. Una explosión. Al día siguiente reúno a las Olas, se lo explico todo y me siento grande. Él que me busca, viene a recogerme y me dice: "Eres mía. No me dejarás nunca. Estamos demasiado bien juntos. Te amo." Y después: "¿Dónde estabas? ¿Quién era ése? ¿Por qué no te quedas conmigo esta noche en vez de irte a la discoteca con tus amigas?" Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que quizá deben cambiarse. Es preciso partir para volver a encontrar el camino. Fabio que me mira enfadado, de pie, ante el portal. Y dice que no, que me equivoco, que somos felices juntos. Me coge por un brazo, me lo aprieta con fuerza. Porque cuando alguien a quien quieres se te va, intentas detenerlo con las manos, y esperas poder atrapar así también su corazón. Pero no es así. El corazón tienes piernas que no ves. Y Fabio se va diciendo "Me las pagarás", pero el amor no es una deuda que saldar, no regala créditos, no acepta descuentos.
Dos lágrimas resbalan despacio, casi tímidas y preocupadas por no manchar la almohada. Niki se abraza a ella. Y pos un instante se siente protegida por esa colcha que la separa del mundo.
Las doce y media de la noche. Niki vuelve a darse la vuelta. La almohada le resulta incómoda. Como un pensamiento puntiagudo colocado debajo del colchón.
Ruido de cerradura que se abre. Reflejo de luz que llega desde el pasillo.
- ¡Desde luego, los Frascati son una pareja absurda! ¿Lo has oído? ¡Él se enfada porque su mujer no ha querido inscribirse también en el curso de tango!
Pero ¡si a ella no le interesa para nada el baile!
Simona deja las llaves en la repisa como hace siempre. Niki oye el ruido. Y la imagina. Los oye hablar.
- Sí, pero para él eso sería un gesto de amor. Ya sabe que a ella no le gusta, pero por una vez quisiera que fuese con él.
- ¡Ya, pero no se puede pretender que sólo porque alguien te ama debas soportar una cosa que no te interesa! ¡Él tendría que decirle: querida, haz tú también lo que te guste y después nos lo contamos en casa por la noche! ¡Así resulta más divertido! Hay un intercambio...
- ¡Claro! Tú, por ejemplo, vas a hacer aeróbic acuático y yo en cambio juego al tenis.
- ¡Y a mí no se me ocurriría pedirte que te pusieses el flotador para hacer el curso conmigo y otras diecinueve mujeres!
- ¡En parte porque ya me dirás qué iba a hacer yo solo entre veinte mujeres vestido como un experimento de Leonardo da Vinci! ¡Un momento... ¿has dicho diecinueve mujeres?!
- ¡Sí, tonto! pero todas neuróticas. A ti en cambio te ha tocado la mejor...
Un ruido de silla que se mueve, como si la hubiesen empujado. Después silencio. Ese silencio pleno. Profundo. El silencio de los besos. Ese que habla de sueños y fábulas, de tesoros escondidos. Los más bellos. Y Niki lo sabe. Y mientras aprieta con más fuerza la almohada piensa que quizá el amor verdadero sea el de sus padres. Un amor simple hecho de días juntos, cada cual con sus propios deberes y aficiones. Un amor hecho de risas y bromas mientras se regresa a casa de noche, hecho de desayunos preparados por la mañana, de hijos a los que educar, de proyectos que aún han de realizarse. Sí, mis padres se aman. Y no han sido el primer amor el uno del otro. Se conocieron después de haber amado a otras personas. Y quizá no de este modo. Puede que sea preciso viajar antes de saber cuál es la meta adecuada para nosotros. Quizá cada vez que amas sea la primera.

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